(...)
Alta, delgada y blanca,
tienes figura de dama
un misterio en tu interior
largo y fino corazón.
Doncella quieres jugar
sostenida entre dos manos
no tienes que caminar,
te deslizas y al pasar
vas quebrando las paredes
de la incierta oscuridad.....
Vas pasando por los cuartos
y el viento quiere robar
tu dorada cabellera
en un intento fugaz.
Pero sigues tu camino
te despeinó, nada más...
(...)
María Del Carmen García.
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